El poder de la palabra escrita

Jeffrey R. Holland

El Elder Jeffrey R. Holland es miembro del Qu贸rum de los Doce Ap贸stoles.

Discurso pronunciado el 15 de octubre de 2013 en un Simposio para Escritores y Editores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los 脷ltimos D铆as.

Ser铆a divertido simplemente hablar de manera abstracta sobre la escritura, el idioma y la literatura, pero en vista de las exigencias en nuestra vida, me temo que en realidad no tenemos tiempo para eso. Virtualmente, todo lo que he sentido que debo decirles tiene algo que ver con escribir del evangelio o con escribir para los prop贸sitos de la Iglesia鈥攐 sea el tipo de escritura que los re煤ne en este conferencia鈥. Posiblemente en otra ocasi贸n, teniendo m谩s tiempo, podamos hablar sobre la gran literatura mundial y lo agradecido que estamos por los hombres y mujeres que la escribieron. Pero ahora, perm铆tanme ser m谩s espec铆fico y hablar sobre ustedes y la Iglesia en el siglo veintiuno.

Desde mi juventud me ha impresionado el llamado que Pablo nos hace a todos para que nos vistamos con la 鈥渁rmadura de Dios.鈥澝塴 dijo:

Por lo dem谩s, hermanos m铆os, fortaleceos en el Se帽or, y en la fuerza de su poder.

Vest铆os de toda la armadura de Dios, para que pod谩is estar firmes contra las asechanzas del diablo.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes.

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que pod谩is resistir en el d铆a malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Estad pues firmes, ce帽idos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia.

Y calzados los pies con la preparaci贸n del evangelio de paz; sobre todo, tomad el escudo de la fe, con el que pod谩is apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Y tomad el yelmo de la salvaci贸n, y la espada del Esp铆ritu, que es la palabra de Dios. (Efesios 6: 10-17)

Mi intenci贸n al citar este famoso llamado a tomar las armas es indicar que no dice mucho sobre las armas. Dice mucho sobre la armadura鈥攕obre corazas y yelmos y escudos para protegerse鈥 pero no mucho sobre armas. De hecho, si lo leo correctamente, en esa met谩fora solamente se menciona un elemento de ofensa, y el resto se dedica enteramente a la defensa. La 煤nica arma que se nos da es 鈥渓a espada del Esp铆ritu, que es la palabra de Dios鈥 (Efesios 6:17). De hecho, Pablo pide que oren por 茅l para que 鈥渁l abrir la boca, me sea dada palabra para dar a conocer con osad铆a el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas, a fin de que osadamente hable de 茅l, como debo hablar鈥 (Efesios 6: 19-20).

En esta guerra en la que nos encontramos, la batalla entre el bien y el mal que empez贸 en el cielo y contin煤a en la tierra, no tenemos muchas armas, ciertamente no el tipo de armas que tradicionalmente se les entregan a los ej茅rcitos o marinas o a las corporaciones o a los gobiernos. Para lograr nuestros prop贸sitos en el 谩mbito eclesi谩stico, no contratamos ni despedimos gente. No les gritamos ni los increpamos (no se supone que lo hagamos), y no los forzamos a que hagan algo. En el sentido puro del evangelio, no solamente no los forzamos a que hagan algo sino que tampoco debemos hacerlo. La gran iron铆a es que este tema es parte de la guerra pre-mortal. As铆 que 驴c贸mo inspiramos, estimulamos y motivamos a los dem谩s? Se nos ha dado un activo primordial鈥攍as palabras鈥. Con la fuerza del Esp铆ritu y expresadas con amor, las palabras son la 煤nica espada que tenemos en esta batalla divina.

WarriorEn esta guerra en la que nos encontramos, la batalla entre el bien y el mal, no tenemos muchas armas, ciertamente no el tipo de armas que tradicionalmente se les entregan a los ej茅rcitos o marinas o a las corporaciones o a los gobiernos, 漏 Intellectual Reserve, Inc.

Siempre me ha gustado este extracto de la lectura #7 de Las Lecturas Sobre la Fe. El Profeta Jos茅 Smith y los primeros l铆deres ense帽aron:

Cuando un hombre trabaja por fe trabaja con el esfuerzo mental en vez de con la fuerzaf铆sica. Es por medio de las palabras, en vez de ejercer sus poderes f铆sicos, con las que todo ser trabaja cuando trabaja por la fe. Dios dijo: 鈥淗aya luz, y hubo luz.鈥 Josu茅 habl贸 y las grandes luces que Dios hab铆a creado permanecieron fijas. El铆as mand贸 y los cielos se cerraron por el espacio de tres a帽os y seis meses, de manera que no llovi贸: nuevamente mand贸 y los cielos dieron la lluvia. Todo esto se hizo por fe. Y el Salvador dice: 鈥渟i tuviereis fe como un grano de mostaza, dir茅is a este monte: 鈥楶谩sate de aqu铆 all谩鈥 y se pasar谩; o le dir铆ais a este sic贸moro: 鈥楧esarr谩igate y pl谩ntate en el mar;鈥 y os obedecer铆a.鈥 La fe, entonces, trabaja por las palabras, y con ellas se han realizado, y seguir谩n realiz谩ndose, sus obras poderosas [1]

Vemos ese enlace entre la fe y las palabras en las escrituras. El cap铆tulo 32 de Alma tradicionalmente ha sido conocido como un gran discurso sobre la fe y lo es. Pero ustedes saben que la semilla que Alma planta en esa par谩bola, la semilla que crece hasta ser el 谩rbol de la vida, es la palabra. Alma dice que: 鈥淒ios es misericordioso para con todos los que creen en su nombre; por tanto, 茅l desea ante todo que cre谩is s铆, en su palabra鈥 (Alma 32:22). Y un poco m谩s adelante: 鈥淢as he aqu铆, si despert谩is y aviv谩is vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercit谩is un poco de fe, s铆, aunque no sea m谩s que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, s铆, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porci贸n de mis palabras. Compararemos, pues, la palabra a una semilla鈥 (Alma 32: 27-28).

M谩s adelante, al acercarse el Libro de Morm贸n a su terminaci贸n. Morm贸n deja este testimonio:

S铆, vemos que todo aquel que quiera, puede asirse a la palabra de Dios, que es viva y poderosa, que partir谩 por medio toda la astucia, los lazos y las artima帽as del diablo, y guiar谩 al hombre de Cristo por un camino estrecho y angosto, a trav茅s de ese eterno abismo de miseria que se ha dispuesto para hundir a los inicuos鈥

y depositar谩 su alma, s铆, su alma inmortal, a la diestra de Dios en el reino de los cielos (Helam谩n 3: 29-30).

Si me permitieran entrecruzar cronol贸gicamente el Libro de Morm贸n, uno de los m谩s poderosos testimonios aparece en las primeras p谩ginas del libro. Lam谩n y Lemuel le preguntaron a Nefi:

驴Qu茅 significa la barra de hierro, que nuestro padre vio, que conduc铆a al 谩rbol?

Y les dije que era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecer铆an jam谩s; ni los vencer铆an las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucci贸n.

Por tanto, yo, Nefi, los exhort茅 a que escucharan la palabra del Se帽or; s铆, les exhort茅 con todas las energ铆as de mi alma y con toda la facultad que pose铆a, a que obedecieran la palabra de Dios y se acordaran siempre de guardar sus mandamientos en todas las cosas. (1 Nefi 15: 23-25)

Ahora bien, supongo que ser铆a muy presuntuoso si cualquiera de nosotros dijera que lo que escribimos es la 鈥減alabra de Dios鈥 seg煤n se describe en estos pasajes, pero creo que est谩 bien que por lo menos digamos que escribimos 鈥渓as palabras de Dios鈥, los pensamientos que Dios quiere que tengamos, las expresiones que 脡l ha puesto en nuestras mentes a fin de que las pongamos en las mentes de otras personas. Por esa raz贸n, no quiero que nadie en esta sala jam谩s subestime la tarea que se les ha encomendado. Estamos para edificar la fe, y cuando un hombre o una mujer trabaja por fe, trabaja con palabras. S铆, existe un gran poder en la palabra escrita: 鈥淵 como la predicaci贸n de la palabra ten铆a gran propensi贸n a impulsar a la gente a hacer lo que era justo 鈥攕铆, hab铆a surtido un efecto m谩s potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les hab铆a acontecido鈥 por tanto, Alma consider贸 prudente que pusieran a prueba la virtud de la palabra de Dios鈥 (Alma 31:5).

As铆, 驴qu茅 pasa si nosotros鈥攗 otros鈥 no escribimos? No olvidemos que fue imperativo que Lehi mandara a sus hijos de regreso a Jerusal茅n para obtener las planchas de bronce. Ustedes conocen esa historia y la angustia provocada al efectuarla, pero el registro era muy importante鈥攖anto que la perspectiva de que un hombre pereciera f铆sicamente tuvo que ser comparada contra el que toda una naci贸n degenerara y pereciera en la incredulidad鈥. Para subrayar esa decisi贸n importante est谩 el recordatorio de que cuando Mosiah envi贸 a su pueblo a buscar a la gente de Zarahemla, estos estaban en una obscuridad cultural y espiritual porque no ten铆an palabras escritas. Su idioma y su fe se hab铆an corrompido porque 鈥渘o hab铆an llevado anales consigo鈥 (Omni 1: 17).

A diferencia de ustedes, en esta 茅poca yo predico m谩s de lo que escribo. Pero ambos usamos palabras. Mi tarea鈥攜 en esp铆ritu la de ustedes tambi茅n鈥攔ecibe algo de 茅nfasis de este argumento dial茅ctico del Ap贸stol Pablo:

Porque todo aquel que invoque el nombre del Se帽or ser谩 salvo.

驴C贸mo, pues, invocar谩n a aquel en quien no han cre铆do? 驴Y c贸mo creer谩n en aquel de quien no han o铆do? . . .

As铆 que la fe viene por el o铆r, y el o铆r por la palabra de Dios.

Mas digo: 驴No han o铆do? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los cabos de la tierra sus palabras. (Romanos 10: 13-14, 17-18).

Bueno, mis queridos amigos, esa es la obra en la que nos encontramos como escritores, maestros y predicadores de la palabra. Estamos tratando de llevar este mensaje 鈥渉asta los cabos de la tierra,鈥 y estoy muy agradecido con ustedes por hacerlo tan correctamente. Perm铆tanme decir unas cuantos cosas acerca de su trabajo, y entonces terminaremos. Primero, el escribir es, para mi cuando menos, un trabajo extremadamente dif铆cil, y no parece nunca hacerse m谩s f谩cil. Me parece que es un 鈥渃lich茅鈥 decir (debemos recordar que los clich茅s son verdaderos aunque sean de siempre) que, para un escritor, una hoja en blanco es lo m谩s terrible. El comenzar, el anotar algo en la hoja en blanco es el paso m谩s dif铆cil que damos, pero debemos forzarnos a empezar. La clave es no preocuparse porque lo primero que aparezca sea totalmente horrible鈥攊mposible de leer鈥. Mi maravillosa maestra de ingl茅s en la preparatoria, Juanita Brooks, famosa por escribir la Mountain Meadows Massacre, me dijo m谩s de una docena de veces durante esos a帽os de mi formaci贸n: 鈥淛eff, m谩s te vale aprender de una vez que el buen escribir no existe. Solamente existe el buen re-escribir. As铆 que hazlo otra vez.鈥 Es probable que algunos de ustedes lo hagan bien a la primera, pero yo no lo puedo hacer y tampoco conozco a muchas personas que lo hagan. As铆 que no se preocupen por el c贸mo empezar. Empiecen. Lo que escriban no ser谩 bueno. T茅nganlo presente. Escriban, corrijan, y vuelvan a escribir.

Eso est谩 bien. Es parte del trabajo. El gran Samuel Johnson dijo una vez que 鈥渓o que se escribe sin esfuerzo por lo general se lee sin placer.鈥 [2] As铆 que, si esperamos una respuesta seria del lector, supongo que es justo que se requiera un esfuerzo serio del autor. Al llamarlos a trabajar duro y al pedirles su disposici贸n de trabajar en un par de docenas de borradores, les recuerdo que, en su mayor铆a, lo grueso de la literatura mundial se ha impulsado no por los caballos que se pavonearon por los p谩rrafos sino por los fuertes bueyes que pujaron y jalaron. Cuando el rey Ptolomeo pidi贸 que hubiera una manera m谩s f谩cil de aprender las matem谩ticas, se dice que Euclides respondi贸 que 鈥渘o existe un camino hacia la geometr铆a para la realeza.鈥 [3] As铆 mismo estoy seguro que no existe un camino regio para escribir bien. Pero el escritor que est谩 dispuesto a esforzarse sin cesar, a patalear y gritar y volver a empezar, al final lo har谩 bien. Estoy convencido que el esfuerzo ser谩 recompensado finalmente y que con el correr del tiempo podemos aprender a hacerlo bien. Alexander Pope dijo: 鈥淟a facilidad para escribir es el resultado del arte, no por casualidad, al igual que se mueven m谩s f谩cilmente quienes han aprendido a bailar.鈥 [4] Creo que podemos aprender a bailar con las palabras y cuando un tango en prosa por aqu铆 o un foxtrot po茅tico por all铆 tienen 茅xito, vale la pena todo ese esfuerzo y m谩s.

Mi segundo consejo para enfrentar a una p谩gina en blanco proviene de Frank Smith en su obra 鈥淢yths of Writing.鈥 (Los Mitos del Escribir). En tono alentador dijo: 鈥淟os pensamientos se crean con el hecho de escribir. [Es un mito el que] debe tener algo que decir a fin de escribir. La realidad: Con frecuencia necesita escribir a fin de tener algo que decir. Las ideas vienen al escribir, y puede ser que nunca lleguen si se pospone el escribir hasta que estemos satisfechos de que tenemos algo que decir. . . La afirmaci贸n de escribir primero y luego ver lo que quer铆as decir se aplica a todas las manifestaciones del idioma escrito. a las cartas. . . as铆 como a los diarios y peri贸dicos.鈥 [5]

As铆 que, an铆mense. Empiecen y aprendan a medida que avanzan. Tendr谩n ideas y frases que llegan tarde y que no podr铆an haber venido antes. El 茅lder Bruce R. McConkie dijo que aprendi贸 el evangelio al ense帽arlo. Quiz谩s encontremos qu茅 es lo que queremos decir al escribir, y escribir hasta que finalmente aparezca.

Finalmente, aunque todos debemos ser modestos al evaluar la importancia de lo que escribimos, nunca debemos subestimar la importancia de una idea poderosa, o de una expresi贸n prof茅tica por humilde que sea el escritor. El 20 de junio de 1942, Anna Frank escribi贸: 鈥淣o he escrito durante algunos d铆as, porque antes que todo quer铆a pensar sobre mi diario. Es una idea extra帽a que alguien como yo escriba un diario; no solamente porque nunca lo he hecho antes, sino porque me parece que ni yo鈥攐 alguien m谩s鈥攅star铆a interesado en los desahogos de una escolar de trece a帽os de edad. Sin embargo, 驴qu茅 importa? Quiero escribir, pero m谩s que eso quiero sacar todas las cosas que yacen sepultadas profundamente en mi coraz贸n.鈥 [6]

Creo que todos estamos agradecidos de que una don nadie de 13 a帽os cuyos garabatos de seguro no los leer铆an mas de media docena de personas de su propia familia (隆seg煤n ella cre铆a!) de todos modos lo escribi贸. Tambi茅n tomemos en cuenta los miles de testimonios que hemos o铆do de nuestros propios h茅roes y hero铆nas que tuvieron el deseo de escribir. Uno de mis favoritos ha sido el de Elizabeth Horrocks Jackson, que escribi贸 sobre su viaje por la Zona Norte en 1856 con la compa帽铆a de carros de mano de Martin:

Algunos de los hombres llevaban en su espalda o en sus brazos a algunas de las mujeres, pero otras se amarraron sus faldas y vadearon, como las hero铆nas que eran. . . Mi esposo (Aaron Jackson) trat贸 de vadear el r铆o. Apenas hab铆a avanzado una corta distancia, cuando se top贸 con un banco de arena en el r铆o y se hundi贸 debido a la debilidad y el cansancio. Mi hermana, Mary Horrocks Leavit, vade贸 por el agua en su ayuda. Lo ayud贸 a levantarse. Poco despu茅s un hombre lleg贸 a caballo y lo llev贸 a la otra orilla. . . Entonces, mi hermana me ayud贸 a jalar mi carro con mis tres hijos y otras cosas en 茅l. Apenas hab铆amos cruzado el r铆o cuando cay贸 una tremenda tormenta de nieve, granizo, arena y vientos feroces. . .

Como a las nueve de la noche fui a dormir. Las cobijas eran muy pocas, as铆 que no me quit茅 la ropa. Dorm铆 hasta lo que me pareci贸 era la medianoche. Ten铆a mucho fr铆o. El clima era crudo. Trat茅 de escuchar la respiraci贸n de mi esposo鈥攜ac铆a tan inm贸vil鈥. No lo pude o铆r. Me alarm茅. Puse mi mano en su cuerpo, y con horror descubr铆 que mis peores temores se confirmaron. Mi esposo estaba muerto. . . ped铆 ayuda a los otros ocupantes de la tienda. No pudieron darme auxilio; y no tuve otra alternativa que seguir junto al cad谩ver hasta la ma帽ana. . . C贸mo se hicieron largas y tediosas esas horas. Cuando amaneci贸 algunos de los hombres integrantes de la compa帽铆a prepararon el cuerpo para sepultarlo. 隆Qu茅 tipo de entierro y servicio f煤nebre! No le quitaron la ropa鈥攖ra铆a tan poca鈥. Lo envolvieron en una s谩bana y lo apilaron junto con otros trece que hab铆an muerto, y luego los cubrieron en la nieve. El piso estaba congelado y tan duro que no pudieron excavar una tumba. Fue dejado all铆 para descansar en paz hasta que la trompeta del Se帽or suene y los muertos en Cristo se levanten y salgan en la ma帽ana de la primera resurrecci贸n. Entonces, uniremos otra vez nuestra vida y coraz贸n y la eternidad nos dar谩 vida para siempre jam谩s.

No intentar茅 describir mis sentimientos al hallarme viuda con tres hijos bajo circunstancias tan aterradoras. No lo puedo hacer. Pero creo que el 脕ngel Registrador lo ha inscrito en los archivos celestiales, y que mi sufrimiento a causa del Evangelio ser谩 santificado para mi bien. [7]

No se quien le ense帽贸 a escribir a la joven Elizabeth Horrocks, ni siquiera se si alguien le ense帽贸, pero hay tanta elegancia y belleza en su prosa que hace que uno sienta el fr铆o del viento de Wyoming al leerla. Mi fe se refuerza con lo que ella escribi贸 sobre esos d铆as tan dif铆ciles.

Otra pieza muy personal que he llegado a amar al correr del tiempo es esta carta de Joseph F. Smith, en la que escribe acerca de la muerte de su primera hija, Mercy Josephine Smith, el 6 de junio de 1870, dos meses antes de cumplir tres a帽os de edad:

Apenas me atrevo a escribir, todav铆a hoy, me duele el coraz贸n, y mi mente est谩 en caos total; si llegase a murmurar, que Dios me perdone, mi alma ha sido y est谩 siendo probada con un dolor conmovedor, mi coraz贸n est谩 adolorido y casi destrozado, estoy desolado, mi casa parece vac铆a e inh贸spita. . . 隆Mi querida Dodo se ha ido! Apenas puedo creerlo y mi coraz贸n pregunta, 驴puede ser? Busco en vano, no oigo ning煤n sonido, camino por las habitaciones, todas est谩n vac铆as, solas, desoladas, abandonadas, busco en la vereda del jard铆n, merodeo alrededor de la casa, busco aqu铆 y all铆 un destello de una cabeza dorada y mejillas rosadas, pero no, no suenan sus pasitos. No hay ojos brillantes chispeantes de amor por pap谩; no se oye su voz haciendo un millar de preguntas, y diciendo muchas cositas bonitas, aplaudiendo alegremente, no est谩n las manitas que me toman por el cuello, no est谩n los labios rosados que regresan con inocencia infantil mis abrazos y besos llenos de amor, solamente hay una silla vac铆a. Se han guardado sus juguetes y su ropa, y solamente est谩 el pensamiento desolador que descarga su peso sobre mi coraz贸n鈥no est谩 aqu铆, 隆se ha ido!鈥. Pero 驴no volver谩? No puede dejarme durante mucho tiempo, 驴en donde est谩? Me siento casi loco, y Dios sabe cu谩nto amaba a mi ni帽a, y ella es la luz y alegr铆a de mi coraz贸n. [8]

No es necesario ni apropiado ning煤n comentario al contemplar el coraz贸n de un padre.

Cuando Samuel Johnson escribi贸 su magn铆fico diccionario, que se convirti贸 en la regla de oro para los diccionarios del idioma ingl茅s, dijo: 鈥淟a gloria principal de todo pueblo surge de sus autores.鈥 [9] Creo que es justo decir que parte de nuestra 鈥済loria principal鈥 en esta Iglesia son ustedes quienes escriben tan bien y que repetidamente demuestran el poder de la palabra escrita.

驴Puedo terminar citando a dos de mis escritores favoritos de la Nueva Inglaterra? Henry David Thoreau dijo: 鈥淯na palabra escrita es la m谩s preciada de las reliquias. Es algo muy intimo en nosotros y a la vez m谩s universal que cualquier otra forma de arte. Es la obra de arte m谩s cercana a la vida misma. Puede ser traducida a todos los idiomas, y no solamente ser le铆da sino realmente aspirada por todos los labios humanos鈥攏o se representa solamente en lienzos o m谩rmol鈥 , sino que es grabada en el aliento de la vida misma.鈥 [10]

Y Emily Dickinson, la bella de Amherst, escribi贸:

Una palabra

Se muere al pronunciarla

Dicen algunos.

Yo digo

Que comienza a vivir

Ese d铆a. [11]

Qu茅 Dios les bendiga para que liberen el poder de la palabra escrita al promulgar el evangelio de Jesucristo, la mayor motivaci贸n que cualquier escritor pueda tener en este mundo. En el nombre de Jesucristo, am茅n.

庐 2013 por Intellectual Reserve, Inc.

Notas

[1] Lecturas Sobre la Fe (Salt Lake City: Deseret Book, 1985), p谩ginas 72-73. 7:3.

[2] Samuel Johnson, Johnsonian Miscellanies, Volume 2, editor George Birkbeck Hill (Londres: Oxford, 1897), p谩gina 309.

[3] Stanley Gudder, A Mathematical Journey (Nueva York: McGraw-Hill, 1994), p谩gina xv.

[4] Alexander Pope, 鈥淪ound and Sense,: en Poetry X, http://poetry.poetryx.com/poems/1917.

[5] Frank Smith, 鈥淢yths of Writing,鈥 Language Arts 58 n煤m. 7 (1981): p谩ginas 793, 795, tal como lo cit贸 Brad Wilcox en 鈥淲hy Write It?鈥 Ensign, septiembre de 1999, p谩gina 57.

[6] Anna Frank, Anne Frank: The Diary of a Young Girl (1952), p谩gina 2, seg煤n lo cit贸 Wilcox en 鈥淲hy Write It?鈥 p谩gina 57.

[7] Elizabeth Horrocks Jackson, escrito autobiogr谩fico, p谩ginas 3-4.n.d., Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

[8] The Life of Joseph F. Smith: Sixth President of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints compilado por Joseph Fielding Smith (Salt Lake City: Deseret News, 1938), p谩ginas 455-456.

[9] Samuel Johnson, A Dictionary of the English Language, vol煤men 1 (Londres: 1755), prefacio.

[10] Henry David Thoreau, Walden (Nueva York: Longmans, Green, 1910), p谩gina 86.

[11] Emily Dickinson, The Complete Poems of Emily Dickinson (Boston: Little, Brown, 1960).